sábado, 23 de agosto de 2025

Los pies y los pulmones pusieron a la mente en su sitio

 

Porque los árboles tienen un tronco carnoso y de las manos les salen hojas y nosotros tenemos un tronco leñoso y de las ramas nos salen dedos, la mente se permite el lujo de afirmar que somos seres diferentes.

Un día, los pulmones, que se llenan con el oxígeno que desprenden y los pies, que caminan tranquilos porque las raíces afianzan la tierra que pisan, cogieron a la mente y la dejaron en el desierto sin sombrero de paja ni pellejo de cabra, para que tuviera tiempo de elaborar, a cielo abierto, mejor su teoría.

Tan solo media hora después, la pócima había hecho su efecto, y la mente empezó a tener claro que hablar de diferencias era una tontería puesto que, en realidad, estamos unidos a los árboles por un cordón umbilical al que estamos obligados a cuidar como a nuestra propia vida.

Entonces y solo entonces, los pulmons y los pieses trajeron de vuelta a la mente y la volvieron a poner sobre los hombros. Luego pusieron una hamaca entre dos árboles y todos juntos en paz y armonía pasaron la tarde balanceándose al abrigo de papá y mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario