domingo, 30 de diciembre de 2018

Le robé la cartera y le devolví el dinero


Le robé la cartera porque era de cuero
y le devolví el dinero porque era de papel.

Le robé la cartera porque era guapísima
y le devolví el dinero porque tenía la cara del rey.

Le robé la cartera porque era un trabajo
hecho a mano por un artesano
y le devolví el dinero porque era de fábrica.

Le robé la cartera tranquilamente
y le devolví tanto dinero
como para comprarse un avión entero,
y con el dinero que no le devolví,
me compré unas botas de siete leguas, 
también de cuero.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Un día con la persona más rica del mundo

Llego por la noche a su mansión. Llamo a la puerta y me recibe un empleado de hogar interno.
-Buenas noches, soy el invitado.
-Buenas noches, soy Perkins. Le estaba esperando. Si tiene la bondad de acompañarme, le llevaré a sus aposentos.
-Bueno, Perkins -le digo-, puedes tutearme tranquilamente que soy del gremio, por así decirlo.
-Entonces, pui p'alante, que te voy a llevar a la suite de invitados.
-De puta madre, vamos p'allá.

Efectivamente, Perkins me lleva a una habitación más grande que mi piso y muy bien provista de un montón de cosas que ni imaginaba que existían y que no sé para qué sirven. En una mesa hay una cena espléndida, que por lo visto es para mí.

-Aquí está la cena. Come lo que te apetezca, y si quiere más, solo tienes que tocar esa campanilla y tu amigo Perkins te traerá más.
-Bueno, pues tráeme otra ronda de de todo antes de irte, y así no tienes que volver.

Todo está riquísimo y me pongo las botas. Cuando no puedo más, me arrastro hasta la supercama y me echo a dormir entre sábanas de seda con las iniciales de mi anfitrión, que casualmente coinciden con las mías.

A la mañana siguiente, cuando estoy a punto de tocar la campanilla para pedir el desayuno, que se me antoja campanudo, aparece mi anfitrión.

-¿Todo bien? -me pregunta, mientras hace el gesto de Ángela Merkel poniendo las manos en plan corazón.
-Increíble, ¡qué quiere que le diga! -contesto, por no exclamar ¡vaya tela!, la que tienes aquí montada.
-Antes de desayunar suelo hacer una hora de yoga para relajarme. ¿Te apetece acompañarme?
-¡Claro, claro, te sigo con gusto! -exclamo, mientras pienso que la miseria que paga a sus empleados seguro que les produce una relajación bestial.

La hora de yoga me deja nuevo, tengo que reconocerlo. Durante la sesión nos hemos abrazado un par de veces, y la verdad es que he sentido una energía muy positiva que me ha gustado mucho. Después, me lleva a un jardín espectacular. Hay un montón de flores preciosas, aunque por lo visto son de imitación. No de plástico, sino robots inteligentes creados por su empresa para comercializarlos en masa.

-¿Te gusta el jardín? -vuelve a preguntarme.
-Es precioso. Me encantan las flores desde que tengo uso de razón, lo que viene a ser desde hace dos semanas, cuando cumplí los 52.

El anfitrión no mueve un músculo de la cara y me comenta que las flores artificiales están teniendo mucho éxito en los jardines públicos, porque las administraciones se ahorran un montón de dinero en comprar flores nuevas cada temporada y en mantenerlas. ¡Qué hijo de puta!, pienso, pero le digo:
-Qué tío más listo, nunca se me hubiera ocurrido.

Entonces empezamos a desayunar, pero como lo tengo enfrente, tengo que cortarme de engullir a discreción, porque él bebe a sorbitos el zumo de güarananga de Nueva Zelanda y mastica superdespacio el muesli de avena con bayas del Himalaya. Menos mal que aparece Perkins para decirle que tiene una videoconferencia. Cuando se va, Perkins me hace el gesto de que ataque, y claro, ataco con todo lo que da el saco.

Después de desayunar, mi anfitrión no está. Por lo visto tenía una reunión importante, así que me he ido a la piscina a solazarme tranquilamente mientras espero acontecimientos. Alrededor de las cuatro de la tarde, Perkins me avisa de que hay un taxi en la puerta para llevarme a la reunión donde me espera el anfitrión. Por lo visto tiene que tomar una decisión en la que hay millones de dólares en juego, y quiere saber qué opina una persona del mundo real como yo. ¡Vaya tela! ¡Qué pinto yo en una reunión de negocios! Sin embargo, cuando llego a la reunión, me doy cuenta de que solo es una cuestión de elegir entre dos opciones.

-Sinceramente, ¿qué opción eligirías?
Entonces le miro despacio y pienso: este tío es un tiburón con piel de caballito de mar, y las personas así siempre quieren más.

-Sinceramente -empiezo-, la primera opción es éticamente maravillosa, pero deja poco margen de beneficio. La segunda opción es éticamente reprochable, pero el beneficio es bestial para la empresa. Esto nos posicionaría como los líderes del sector, y todavía tendríamos margen para gastar en obra social, lo que nos posicionaría como la empresa que más invierte en gasto social.

Cuando acabo de hablar, mi anfitrión mueve ligeramente algunos músculos de la cara, lo que significaba absoluta satisfacción por su parte. Entonces hace un gesto con la mano y nos quedamos solos él y yo.

-Me gustas. Me gusta tu capacidad analítica para elegir la mejor opción para la empresa sin dejarte llevar por falsos sentimentalismos. Me recuerdas a mi algoritmo favorito, el que nunca falla. Quiero que te quedes cerca de mí, que trabajes para mí, ¿qué te parece?

¡Joder, no sé qué contestar! Estoy en el paro desde hace tres meses porque una de sus empresas hizo competencia desleal a la empresa para la que yo trabajaba, que tuvo que cerrar. Y de repente estoy delante de él porque gané un concurso de una marca de galletas, que también es suya, para pasar 24 horas en una mansión, porque de vez en cuando le gusta codearse con gente real, de esa que las pasa canutas. Y ahora me pide que trabaje para él. No sé qué contestar, la verdad.

-No sé qué decir. La verdad es que me pilla pero que muy de sorpresa.
-Pues dime lo que quieres cobrar. Eso sí me lo puedes decir.

Qué puedo responder sino un millón de dólares libres de impuestos. Podría renunciar, pero, ¿para qué? El dinero no va a cambiarme por dentro. De hecho, voy a ser yo quien lo utilice para cambiar el sistema desde dentro.

-Estupendo. Te invito a cenar -dice.
-Vale -contesto-, pero esta vez elijo yo el menú: tortilla española, jamón ibérico y, de entrante, una sopita castellana.

Cuando miro a Fred, así me ha dicho que puedo llamarle a partir de ahora, no mueve un músculo de la cara. Mala señal. Pero como me estoy adaptando rápidamente, me rehago con un nuevo menú.

-Quiero decir hojas de pindina de Filipinas, y para picar algo un paté vegetal de calambuco de Pernambuco.

Entonces sí, entonces se le mueven mínimante los músculos y nos vamos a masticar despaciosamente a un restaurante de lujo de ambiente minimalista.

martes, 30 de octubre de 2018

Feddrick, el relojero suizo más dicharachero de la milla de oro


Feddrick, el relojero suizo más dicharachero de la milla de oro,
está encantado de poner la pasta encima de la mesa
con tal de tirarse diez días de safari fotográfico 
en la Reserva Nacional Kanghangeli, al sur de Kenia,
donde se encuentra estabulada, muy disimuladamente,
la mayor concentración de fauna salvaje del planeta.

Por su parte, en la reserva está todo dispuesto
para recibir al nota con los brazos abiertos,
y el león Samburu estará de lo más fotogénico
esperando en el árbol de costumbre,
y el rinoceronte Perkins aparecerá como de la nada
por ese camino, camino de los bebederos habituales.

Todo está preparado para que cuando el colega
haga clic,clic, foto, suene cling, cling, 
en la caja registradora de la reserva.

Así las cosas, no es de extrañar 
que a Feddrick le llamen turista consciente,
a la reserva la llamen patrimonio de la biosfera
y al conjunto, desarrollo sostenible.

jueves, 11 de octubre de 2018

La razón tampoco es para tanto


Yo tenía la razón
pero no tenía el dinero necesario
para conseguir las pruebas que lo demostrasen,
aún así me tiré al barro y llevé a los tribunales
a una importante empresa, que sí tenía dinero.

¿Cómo acabó el asunto?
Solo te digo que si quieres escribirme,
ya sabes mi paradero, debajo del puente colgante
que la misma empresa ha dejado colgado.

Ya digo, yo tenía la razón,
pero, visto lo visto, tampoco era para tanto.

lunes, 1 de octubre de 2018

51 años de absoluta tranquilidad no fueron suficientes para tranquilizar a la vecina

Nada más terminar de intervenir la vecina
le repliqué rápidamente que, en 51 años
que tenía el edificio, la puerta de la calle
siempre había estado abierta y nunca
había entrado nadie ajeno al entorno del mismo,
por lo que no había razón alguna
para reforzar la seguridad de la puerta de la calle.

Pero en cuanto yo acabé, ella volvió a la carga
y dijo que muy bien, pero que el hecho 
de que nunca hubiera pasado nada, no aseguraba
que cualquier día ocurriera una desgracia.

Entonces, una vez oídos los argumentos,
llegó el momento solemne de la votación...

Cuatro días más tarde, la puerta
que había aguantado tranquilamente
durante cinco décadas las embestidas furiosas
de nadie, fue sustituidada por una nueva
con siete puntos de anclaje.

Uno por cada vecino que levantó la mano.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Trabajo de biblioteca de verano (2ª parte)

Yo estaba en la biblioteca de verano intentando actuar como si el suministro internético se hubiera interrumpido de forma inesperada, de manera que según iban entrando los usuarios les decía: "Lo siento, no puedo hacer nada, seguro que están trabajando para solucionarlo a lo largo de la mañana. No se preocupe, continúe con su vida como si nada y reciba, no faltaría más, un cordial saludo de su bibliotecario de referencia".

El plan estaba funcionando hasta que llegaron Candela, Paula y Montse en plan: "Jo, es que queríamos mirar algunas ideas en Internet para decorar una tarjeta de felicitación". Y claro, se hizo el Internet del tirón..., y también el interlahostia, porque a los cinco minutos llegaron Rayo y su amigo el rubio, los más revoltosos de la camada de 9 años, con ansias de jugar a la guerra online sin hacer prisioneros. Y enseguida estaban gritándose y matándose, montando un pandemonio de gritos y amenazas de lo más desagradable que llegó a su punto culmen cuando le tiré al rubio, con éxito, una edición abreviada de las obras completas de Platón. Entonces, pensé que mis días como biblioteguay habían acabado, pero Rayo empezó a reírse de la situación y el rubio aprovechó para tirarle una vida de santa Teresa de Jesús bellamente encuardernada, también con éxito. Candela, Paula y Montse empezaron a reírse mientras movían la cabeza, como diciendo vaya elementos. En un momento, todos estábamos riendo. Rayo y el rubio vinieron a chocar esos cinco conmigo y, casi sin parar de reír, me dijeron: "Jo, qué bien lo pasamos en la biblioteca". Y a continuación se fueron a seguir haciendo de las suyas. Yo suspiré aliviado y me dejé caer en la silla de control de la sala. Miré el reloj de la pared buscando un amigo. Todavía faltaba media hora para salir.

Afortunadamente, me quedaba algo de crema de whisky en casa. Mañana sería otro día. Otro día cuidando de los libros, porque mola que los libros cuiden de ti. 

martes, 4 de septiembre de 2018

Preguntas frecuentes sobre jabón

Desde que subimos el primer vídeo a nuestro canal de Youtube hace casi 4 años, nos han llegados muchas preguntas de personas que empiezan a hacer jabón. Nos hemos dado cuenta de que algunas de esas preguntas se repiten constantemente, así que hemos seleccionado algunas para el nuevo vídeo que acabamos de compartir. Esperamos que os guste .







viernes, 31 de agosto de 2018

Practicando al límite el noble arte de la buena vecindad


355 días al año, practicar la buena vecindad en la huerta me requiere cinco minutos de conversación, a la sombra en verano y cerca de la estufa de leña en invierno.

Dos días al año, me requiere dos horas y 48 minutos limpiando el trozo de regadera que me corresponde.

Ocho días al año, me requiere 47 minutos regando la huerta del vecino, mientras él disfruta de unas merecidas vacaciones de sí mismo.

Y ya.

Luego, los días transcurren más o menos en plan oye, tunante, llévate ahora mismo esta cesta con bien de todo. A lo que se contenta, pues grandísimo Satanás, llévate tú esta otra con lo mejor de cada mata. E inmediatamente se sale corriendo para no entrar en una escalada de embustes y exageraciones que puede ser interminable.

Sin embargo, todo hay que decirlo, hay un vecino que ni siquiera acorralándole por las buenas entre tres podemos hacer que entre en razón y colabore. Hasta que un día, hartos de su comportamiento, decidimos pasar a la acción directa y le pusimos una trampa de las que fracturan piernas de manera limpia y sin dejar traumas. Entonces, en cuanto empezó a gritar, aparecimos el resto de vecinos como ángeles de la guarda para echarle una mano y decirle las palabras mágicas. Esas de tú no te preocupes por nada que ya verás cómo sales bien de esta, y de la huerta, ni que decir tiene que nosotros la vamos a cuidar para que no le falte hortaliza variada a tu familia.

Ahora, pasado el tiempo necesario para que la recuperación fuese totalmente satisfactoria, nos adora, y por supuesto, es el que más brasas se pone a la hora de regalar cestas.

jueves, 2 de agosto de 2018

Es mejor tener amigos que ser fuerte


Mi amigo el brasas

Tengo un amigo que no deja de darme la brasa para que me una a la organización de la que forma parte. Hasta que un día le cogí por banda y le esposé una de sus manos a una de las mías para que viese con sus mismos propios ojos que, en mi día a día, aplicaba bastantes de los principios que predica la organización.

Una semana después le solté. Desde entonces, ya no me da la brasa y va diciendo por ahí que soy un radical.


Mi amigo José Juan

Durante las vacaciones de Semana Santa Juan José estudiaba con pasión, y durante las navidades celebraba la epifanía del Señor estudiando mogollón.

Estudió tanto que, nada más acabar la carrera, encontró trabajo en una multinacional del sector y ahora, pasados apenas unos años, está a medio lustro de formar parte del consejo de administración.

José Juan dejó atrás su origen humilde a base de hincar tanto los codos que se le han vuelto colmillos. Y cuando oye a alguien lamentarse por que no puede llegar a fin de mes, al contrario que él, siempre da la misma receta: pasión en Semana Santa, y en la epifanía, mogollón.


Los amigos del mercado de San Hilachos

Un número primo de las personas 
que frecuentan el mercado de San Hilachos
también se sienten atraídas por las marcas comerciales,
y lo mismo te regalan un impecable discurso ecologista
que van de compras a comprarse lo que podrían comprarte a ti,
o hacérselo ellos mismos.

Suelen tener profesiones demostrativas,
e incluso forman parte de partidos, asociaciones y cineclubs,
pero aún así, siguen enganchados a un tipo de vida
donde siempre encuentran una excusa 
para moverse en coche,
para poseer la tierra sin interés por cultivarla,
para tener inmuebles que alquilar 
al precio del mercado que tanto critican
y para celebrar onomásticas y aniversarios como toda la vida.

Y sin embargo son ellos
los que sostienen económicamente
el mercado de San Hilachos con su dinero.

Ellos, que con una mano defienden lo que dicen
y con la otra se pueden permitir lo contrario,
creen que otro mundo es posible,
un mundo donde se pueda conciliar 
el saludo al sol con la protección solar.


Mi amigo el pueblo

No hay trabajo en el pueblo, solo construcción.
Solo huertas y olivares que los hijos van vendiendo, según van heredando, a consultores y abogados de la capital para que se hagan una casa, la piscina y todo lo necesario para venir a babear un fin de semana al año. Solo un sueño colectivo, que se llama casa rural petada los fines de semana.

Todo el mundo sabe en el pueblo a cuánto está el metro cuadrado. Todo ha sido ya medido, contado, pesado...

Todo, menos esa planta que crece entre las zarzas amigas y que algún alma caritativa ha tenido a bien plantar de tal manera que esté medio a la vista, aunque nadie la vea, y totalmente a la vera de mi mano.

Mi amigo el plástico

1.
La ley protege el plástico.
El pueblo adora el plástico.
El plástico se sabe todos los trucos
para abaratar costes de producción,
y sabe premiar con pingües beneficios
la digestión de sus residuos.

Estamos en un laberinto de plástico,
hecho a conciencia, y los pocos
que intentan encontrar la salida
dicen que es tan complicado
como viajar a otro planeta.

2.
Hubo un tiempo en el que merecía la pena
estar libre de pecado para tirar la primera piedra
al nota de turno, pero hoy no tiene sentido,
no merece la pena estar libre de culpa
para tirar una piedra de puro plástico.

3.
Con tanto producto de usar y tirar, 
no hay quien conozca el paño.

4.
Aquí, en el pueblo, hay uno que se viste con un mono alforja donde lleva la navaja, una cuerda, un saco, algo de comer, el cuerno de beber, un hacha de mano y las demás cosas que necesita una persona para desenvolverse en su día a día. ¡Y no toca el plástico!

Pero vamos, uno. En cuanto a los chavales, visten ropa deportiva made in algún lugar del mar de la China.

5.
Yo hago lo que puedo, y en cuanto he tenido la oportunidad me he pasado al plástico trapo. Creo que es una buena solución: está triturado de precio, se desintegra al instante en cuanto no lo quieres más cerca de ti y si te lo tiran a la cara, siempre aterriza en el pecho. ¡Qué más quieres! No merece la pena ni mangarlo.

6.
El plástico no es un material, es un estilo de vida del tipo totalitario que se ha impuesto a base de empujones, codazos y untes varios a los jerifaltes oportunos, sin dejar espacio a cántaros, espuertas de esparto, alforjas, cestas de mimbre, pellejos, cuernos, bolsas de lino cosidas y vueltas a coser a mano, etcétera, etcétera del mismo paño.

7.
Por lo demás, lo único que se puede añadir sobre el plástico es lo que dicen por lo bajini los últimos descubrimientos científicos sobre el asunto: o acabamos con el plástico o el plástico acabará con nosotros.

Cosa, por cierto, que ya se sabía en los bares.

miércoles, 25 de julio de 2018

Trabajo temporal en una biblioteca de un pueblo de verano


Trabajo en la biblioteca de un pequeño pueblo situada, para más señas, enfrente de un bar. Y la experiencia adquirida durante el último mes me permite afirmar rotundamente que tiene más éxito de crítica y de público el bar que la biblioteca.

Lejos de guardarme semejante descubrimiento para mí, decidí comentarle al alcalde la idea de instalar parte de la biblioteca en el bar, para arrimar los libros a los botellines y los botellines a los libros, con tan buena suerte que dijo que sí a todo con la misma naturalidad con la que se olvidó de prestarme el apoyo logístico necesario para la operación.

Pero yo no me di por vencido. Agotada la vía institucional, no tenía más remedio que pasar a la acción directa. El plan era sencillo: ponerme en la puerta y jalear de viva voz las bondades de la biblioteca. Pero los pocos que pasaban eran octogenarios, parroquianos o turistas con toallas en busca de la piscina natural.

Tenía que aceptar la realidad. El plan había sido un fracaso y mi rendimiento en el trabajo se resintió muchísimo. Prácticamente, me limitaba a dormitar y me di al hurto de bolsas de basura y rollos de papel higiénico. Incluso llegué a desenroscar la fregona del palo de la misma, que estaba nueva, y darle el cambiazo por la de mi casa, que estaba de aquella manera.

Sin embargo, para mi sorpresa, una semana después me volvieron las ganas de trabajar por la cultura. El nuevo plan también era sencillo: utilizar toda la artillería de versos que me brindaban los libros de poesía y dispararla directamente al pecho de los transeúntes. Sin prisas, elaboré un cartel de tamaño adecuado y escribí de mi puño y letra el famoso poema que dice claramente que nadie, ni siquiera la lluvia, tiene las manos tan pequeñas. Y a continuación me senté a esperar la reacción.

Desde entonces, la realidad no ha cambiado un miniápice y el bar sigue siendo más frecuentado que la biblioteca. Pero ya no me importa, porque resulta que desde que puse el cartel a un par de personas se les ha despertado un súbito amor por la poesía, que han acabado por extender a mi persona, dándome una nueva perspectiva de la vida cuando la miras desde el punto G. Y la verdad, mola. Mola comprobar que si cuidas de los libros, los libros cuidan de ti.

lunes, 11 de junio de 2018

El vendedor de desaladoras dice que...


El vendedor de desaladoras dice que las desaladoras son perfectas para suministrar agua en abundancia y poder montar un agronegocio en régimen de regadío.

El terrateniente de 51 hectáreas babea al pensar que, con tanta agua, podría montar él solo una despensa para media Europa. Pero justo cuando va a comprar un lote de desaladoras, aprovechando la increíble oferta inicial, aparece un vendedor de trasvases.

El vendedor de trasvases dice que los trasvases son perfectos para turbobombear agua a presión desde un lugar lejano y tranquilo hasta la puerta de tu agronegocio, con la garantía del Estado para más señas.

El terrateniente, que ha aprovechado este ínterin para hacerse con otras 12 hectáreas colindantes, y ahora tiene 63, turbobabea al pensar la que podría liar con tanta agua, y compra rápidamente un par de tramos de trasvase.

En algún lugar, alguien, como pensando que le quedan cinco minutos para el descanso y para echarse un cigarro, aprieta el botón rojo del trasvase. Las compuertas se abren. Las turbinas bombean y el agua llega a esa finca de 78 hectáreas a tope de fresas como melocotones, melocotones como melones y melones como balones.

Sin embargo, nunca es suficiente, y el vendedor de desaladoras vuelve a la carga: la nueva generación de desaladoras desala agua a velocidad de vértigo. 24 horas al día chupando agua y escupiendo sal sin mirar atrás.

El terrateniente de 80 hectáreas quiere un par del tirón, pero justo en ese momento aparece el vendedor de trasvases con ganas renovadas y presenta las novedades que trae calentitas: "Oye, mira, los nuevos supertrasvases están pensados para conectar todas las cuencas hidrográficas del país, de manera que llueva donde llueva el agua siempre llega a la puerta de tu agronegocio".

"¡Hostias! Me quedo dos supertramos del tirón", dice el terra.

Efectivamente, el operario aprieta y el botón rojo del supertrasvase hace su trabajo. Las puertas se abren, la presión sube y el agua llega a esa enorme finca donde los puerros crecen como plantas de maíz, con sabor a menta tirando a regaliz.

Sin embargo, nunca es suficiente, ni siquiera al borde del abismo, ese lugar donde, a falta de otra cosa, el dinero, sin fecha de caducidad pues solo tiene número de serie, se mastica, se come y se expulsa mostrando en toda su crudeza su verdadera naturaleza.

martes, 24 de abril de 2018

Ski Meseta


Ski Meseta era un proyectopelotazo
que pretendía poner una pista de esquí
en pleno secarral a las afueras
de un pueblo de la meseta castellana.

A bombo y platillo 
se decía, desde la administración autonómica,
que la afluencia de personal dispuesto a dejarse la pasta
superaría ampliamente los 49.000 cada fin de semana.

¿Qué podía salir mal?

Todo. De entrada, la pista nunca se acabó
porque empezó a nevar copiosamente la crisis
y no daban abasto con tanta nieve.

¿Qué podía salir mal?

Nada. Las comisiones llegaron a quien tenían que llegar,
los ingenuos que invirtieron en casas rurales
palmaron como tenían que palmar
y el agujero dejado en las cuentas de la administración,
una nueva administración surgida de las elecciones lo tapó.

Ya digo, Ski Meseta, un proyectopelotazo
que iba a traer 49.000 visitantes
a un pueblo de 49 habitantes
donde ahora solo quedan 9.

martes, 17 de abril de 2018

Cómo hacer oleato de caléndula

Este año la primavera está tardando en llegar, pero en los pocos días de sol que hemos tenido hasta ahora, hemos podido recoger las primeras caléndulas para fabricar un estupendo oleato de caléndula. En este vídeo te explicamos cómo hacerlo y para qué puedes utilizarlo. ¡Esperamos que te guste!



viernes, 6 de abril de 2018

Los osos polares que van a la deriva en el Ártico, en el Mediterráneo son seres humanos


1.

Cuando se aprobó la moratoria para cazar ballenibones,
se empezó a pescar lo que comen los ballenibones,
y ahora, pues eso, lo están pasando fatal.

Triste final para unas criaturas
que jamás practicaron la plusvalía,
y cuyo único horizonte vital era hacer todo el día
sus cosas de cetacescualos.

2.

Cuando la ciudad de plástico
se va comiendo a la gente,
¿a qué viene tanta inquina contra el lobo?

Si el gas natural 
se va comiendo Doñana,
¿a qué viene tanta inquina contra el lince?

¿Qué será de nosotros cuando de la naturaleza
solo queden los documentales
y los catedráticos de ecología?

Da igual dónde mires,
los osos polares que van a la deriva en el Ártico,
en el Mediterráneo son seres humanos.

martes, 3 de abril de 2018

Cómo presentar tus jabones al público

En la zona donde vivimos, se celebra cada semana un Mercado de la Tierra con productos de la zona en el que participamos con nuestros jabones. En este vídeo te contamos cómo los presentamos para que resulten atractivos.



jueves, 29 de marzo de 2018

El agua también es buena gente

La sequía, más que hacernos valorar la importancia vital del agua, está sirviendo para potenciar el negocio del agua, es decir, trasvases, desaladoras, riego por microgoteo e hibridación de plantas para crear variedades que necesiten cada vez menos agua.



miércoles, 21 de marzo de 2018

¿Qué líquidos puedes usar para hacer jabón?

Seguimos con nuestra serie de vídeo sobre conceptos básicos para fabricar jabón. Cuando se fabrica jabón, lo más habitual es utilizar agua para diluir la sosa, pero se pueden utilizar otros líquidos también. En este vídeo te presentamos unas cuantas opciones.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Tres manifestaciones, tres


Tres coloridas manifestaciones, tres,
la rojigualda, la blanca y la gualdirroja,
estaban a punto de confluir 
en una de las rotondas más bonitas
de la península Ibérica.

La situación tenía mucho danger.
Bastaría con que una consigna
impactara mínimamente en la mejilla equivocada
para que el ambiente entrara en combustión.

De repente, unos extraños whatsapps empezaron a llegar
con un mensaje de lo más inquietante:
NO HAY CASH EN LOS BANCOS,
y los manifestantes enfilaron rápidamente
hacia sus cajeros de referencia
para comprobar la noticia.

En poco tiempo se hicieron unas colas tremendas,
y un mismo sentimiento de no me jodas,
no me lo puedo creer, se instaló en la mente de todos.

No podían hacer nada.
Las oficinas bancarias estaban cerradas
y las cajas fuertes ya habían sido saqueadas,
desde dentro, por el Consejo de Administración.

En estas condiciones resultaba absurdo
manifestarse por ningún color que no fuera el marrón.
Algunos hicieron una hoguera 
con las banderas que llevaban puestas.
Hijos de puta, sonaba como cantinela por detrás.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Aspectos cuasiformes de la realidad que suelen pasar desapercibidos


1.
Tuvo que renunciar al sueño de volar
para empezar a volar al caminar.

2.
Progresar es fácil.
Basta con que la hierba no vuelva a crecer tras tus pasos,
con modificar genéticamente organismos
antes de que la competencia haga lo mismo,
con inventar un dron abeja cuando ya no queden abejas.
Basta con viajar a la Luna y petarla de basura.

El progreso solo es la mercancía
que venden los progresistas,
pero basta con dejar de comprarla
para que empiecen los problemas,
para que la hierba crezca con tus pasos
o descubras el refugio de las últimas abejas.

3.
¿Árboles o polígonos industriales?
¿Oxígeno o dinero?
¿Silvicultura o agricultura extensiva, intensiva y a muerte?

Al menos hay algo que está claro: el término medio
es una triquiñuela para hacer solo la mitad del camino.

4.
¿Atacar al Estado?
¿Desobedecer al Estado?
¿Trabajar dentro del Estado para cambiarlo?

Preguntas muy interesantes, no cabe duda,
con las que mantenerse entretenido toda una vida
y olvidar que cada mañana pasa por nuestra puerta
una búfala de agua para viajar hacia el oeste con ella,
y descubrir de primera mano de qué paño estamos hechos.

5.
Que la soberanía nacional resida en el pueblo no parece gran cosa. Sobre todo si la comparas con la cantidad de soberanía que tienen las instituciones.

6.
Primero probaron los radiotrasmisores con los linces y gente así. Y luego, cuando vieron que funcionaban, nos pusieron en fila y nos colocaron unos modelos más completos y más vía satélite.

Ahí vamos, linces en el coto de Doñana. Entre la espada del progreso y la pared del forestal.

7.
Primero murió Umuñunga 
de unas fiebres extrañas en las pestañas.
Luego murió Chentele
de una infección rara en mitad de la cara.
Luego murió Ondongo 
en un desafortunado malentendido con los agentes forestales que pretendían tomarle unas muestras de sangre.
Luego murió Lalunda
por comer fruta del árbol de navidad.
Luego murió Torondoro
de un certero disparo, efectuado por un furtivo 
a sueldo de un personaje de la nobleza.

Luego ya no quedó ningún elefanpótamo
sobre la faz de la tierra.

8.
La gestión publica del monte 
lo convierte en medio ambiente.
La gestión privada
lo convierte en un negocio con licencia de explotación.
La gestión comunal
lo convierte en un asunto vital para la comunidad.
No hace falta decir cuál va ganando.

El monte no necesita inversiones 
porque no es un negocio,
ni necesita estar bien señalizado
porque no es un parque temático.

El monte es hogar, nuestro hogar.
Todos lo saben en la ciudad contaminada.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Todo el mundo cantaba el bío, bío


1.

Si sumamos
la cantidad de habitantes del planeta
y la cantidad de máquinas,
el resultado es demoledor.

¿O sobran personas o sobramos máquinas?

Por supuesto, es cierto
que nuestro estilo de vida actual
está ligado a las máquinas,
y prescindir de ellas
pondría en peligro numerosas vidas.

Pero también es cierto 
que desconectar las máquinas
favorecería el desarrollo de la biodiversidad
y la exuberancia de la misma.

En cualquier caso, esto parece una democracia
y las opciones de voto parecen claras: ON/OFF.

2.

La biodiversidad es la felicidad.
La biodiversidad es la justicia y la paz.
La biodiversidad es la luz que ilumina
y solo a ella corresponde ser
la oscuridad que determina.

Todo lo que favorece la biodiversidad
favorece que nuestra vida sea plena,
y que cada año de vida
sea un ingrediente que ganamos
para aportar, cuando llegue el momento,
al montón de compost.

domingo, 18 de febrero de 2018

La sequía nos está volviendo locos (2ª parte)


1.
Hay agricultores que están verdaderamente jodidos.
Ni llueve, ni sale adelante la cosecha,
ni les perdonan las deudas.

El asunto pinta muy mal
en un lugar donde la tierra es tan buena
que si cae en manos de Fukuoka,
monta un juego de la oca,
si cae en manos de Makapeta
lo peta de estupendas macetas
y si cae en las manos de alguien como yo,
casi mejor.

2.
Siguiendo con el tema de la sequía,
por aquí lo único que ha cambiado
ha sido que la confederación hidrográfica
ha entrado a saco en la escena del crimen,
enseñando la placa de sheriff del condado.

Por lo demás,
se sigue construyendo al cemento,
se sigue practicando el automovilismo
motorizado para los desplazamientos,
se sigue tirando electricidad en los hogares
y se siguen petando los trasteros,
los roperos y los mentideros.

Es decir, el futuro se parece a un camión cisterna
de reparto de agua a la de una,
un camión cisterna a la de dos,
y un camión cisterna 
de reparto de agua de 2 a 3 a la de tres.

3.
¡Qué alivio! Ayer llovió todo el día. Un milímetro por kilómetro cuadrado, en total.

4.
Ya nadie habla de si la botella está medio llena o medio vacía.
¡Qué más da! Tal cual está viene de puta madre.

miércoles, 7 de febrero de 2018

La sanidad contra la salud


Para el ministro de Sanidad, firmar los recortes
es firmar como nuevo miembro del consejo
de administración de una multinacional del sector.

Para el director del hospital provincial, 

ejecutar los recortes es la mejor manera
de optar a dirigir el hospital autonómico.

Para la enfermera, trabajar en la precariedad

que acarrean los recortes es la única manera
de mantener a su familia a flote.

Y para el enfermo, los recortes son 

una temporada en el pasillo
con vistas a una grieta en la pared,
que está pidiendo a gritos una ñapa rápida. 

Así las cosas, la sanidad se convierte en una trampa

que acaba atrapando también a la salud.