lunes, 29 de agosto de 2016

Cualquier domingo por la mañana la vida, para variar, te puede dar una sorpresa agradable

Era domingo por la mañana y yo estaba leyendo tranquilamente el periódico en el salón de casa. Por lo visto, un chaval de 17 años llamado Ben Pasternak había ganado 500 millones de dólares con una aplicación para dispositivos móviles, que consistía en ese juego de encajar triángulos de color negro para crear formas nuevas, pero digital y en color. Después, ganó otros 500 millones con otra aplicación que ayuda a poner orden en el laberinto diario de actualizaciones en redes: Facetter, Twibook, etc.

Entonces, de la cocina llegó un ruido tremendo, como si a mi hijo se le hubiera caído la ensaladera de cristal.

-¡Me cago en la puta! -exclamé. Este hijo mío no va a espabilar nunca.

Diez minutos después, apareció mi hijo en el salón. Yo le estaba esperando con el cuchillo entre los dientes y cuando le tuve a tiro...

-Tío, ¿qué has liado en la cocina?
-Perdona, papá, soy un desastre. Se me ha caído la ensaladera de cristal con todo el brownie de chocolate. De verdad que lo siento.
-¡Joder, despierta de una vez! Por si no te has dado cuenta estás en el planeta Tierra y a los carnerrositas como tú los sirve Amazón a domicilio en menos de una hora.

Estaba a punto de sermonearle hasta el final de los tiempos con el ejemplo del tal Ben Pasternak, que a su edad ya había ganado 1.000 millones de dólares, cuando mi hijo cambió el gesto. Parecía en paz consigo mismo.

-Papá, quiero ser cabrero, un buen cabrero.

Entonces, el periódico salió volando y yo me levanté para darle un abrazo muy, pero que muy afectuoso.

-¡Qué alegría me das, hijo! Por un momento temí que me hicieras caso y te dedicaras a la informática esa.
-No, papá, eso nunca. Me gustan más las ubres, son más agradables al tacto que las teclas del ordenador. 
-La verdad es que el brownie estaba asqueroso -dije en un ataque de auténtica sinceridad que bien podría pasar por falsa. 

Pero, ¡qué más da! Estaba exultante, como un trozo de madera de pino al que le hubiera salido una astilla de castaño. El mundo no se había parado, pero al menos parecía un poco más humano.

lunes, 22 de agosto de 2016

20 años y un día en la historia de España

Cuando ellos contaban 20 años y un día,
tenían ideales por los que estaban dispuestos a chocar contra la realidad,
pero eran tan jóvenes que no se daban cuenta
de que otros los habían inventado para seducirlos.

Cuando nosotros alcanzamos esa edad,
esos mismos ideales se podían comprar en cualquier tienda.

Hemos visto trepar a tantos de aquellos
que corrieron delante de los grises,
que ya nadie puede caminar en línea recta.

Pero basta de reproches,
ni ellos ni nosotros veremos triunfar
la soberanía popular
sobre la soberanía de las instituciones.

Mientras tanto, la catástrofe ecológica se acerca
y solo quedará de nosotros el 99% del ADN
que compartimos con moscas y ratones.

lunes, 15 de agosto de 2016

¿Cuándo recoger orégano?

Miles de años de observación sobre el terreno recomiendan cosechar el orégano cuando está en plena floración, lo que suele suceder en verano, aunque no se pueda precisar en qué momento del mismo debido a que la floración puede retrasarse o adelantarse según la climatología del año o la altitud desde la que la planta en cuestión contempla el mundo.

En cualquier caso, en un alarde de creatividad, podría decir que, por esta zona, a partir de las doce y cuarto del 10 de julio y hasta el 15 de agosto alrededor de las cuatro de la tarde es el momento adecuado.

Ahora bien, más te vale recogerlo, esté como esté, antes del 21 de julio, porque a partir de ese día empieza un puente en Madrid y aparece una turbamulta de turistas que arrasa con todo.

...

Un día intenté explicar a un grupo de estos amables que andaban recogiendo orégano que no merecía la pena hacerlo, porque todavía no estaba en flor. Pero me contestaron que a saber cuándo volverían a tener un momento libre para hacerlo. Por lo visto era ahora o nunca. Estuve a punto de apostillar que si lo dejaban, al menos otros podrían recogerlo cuando se debe, pero su amabilidad se me adelantó y cuando me quise dar cuenta estaba bebiendo de una litrona fresquita que me habían pasado. Entonces yo, para no ser menos, les invité a una cosita de cosecha propia y con las primeras sonrisas, me confundí con ellos y empecé a arrasar también.

lunes, 8 de agosto de 2016

Sobra energía por todos lados, y aun así...

Sobra energía por todos lados, y aun así...
Y aun así nos hacen creer que necesitamos más. Incluso que necesitamos nuevas formas de energía. Pero ya hay demasiada por todos lados. De día, de noche, adelante, atrás, incluso para la imagen, que decía el anuncio de Cinexín.

Solo en bombillas tocamos a 147 por persona; en pantallas, a 33. En cuanto a dispositivos móviles, ¿para qué hablar? Sobran por todos lados.

Y si hablamos de megawatios, basta con sumar los que generan todas las centrales, entre nucleares, hidroeléctricas, fotovomitoleicas y demás tipos que ni sé cómo se pronuncian.

En cuanto al petróleo, ¿qué decir? Si hay más barriles circulando que barricas de espirituosas.

No amigos, no. Hay que decirlo claro: sobra energía por todos lados, y aun así...

Hay tanta energía que el estrés está por todos lados.
Hay tanta energía que la mayoría se mosquea si te presentas en su casa sin antes haberle puesto un telemensaje.
Hay tanta energía que hasta la pobreza se ha vuelto energética por esta parte del mundo.
Hay tanta energía que hasta la educación tiene que ser 2.0 para serlo (igual ya van por la 3.0 y yo no me he enterado).
Hay tanta energía que puedes hablar tres idiomas y algo de arameo y ser un perfecto analfabeto si no sabes poner un chip en su sitio.
Hay tanta energía que hay quien trabaja de sol a sol y tiene la espalda mejor que muchos que pasan horas delante del ordenador.
Hay tanta energía por todos lados que dan ganas de contar el cuento de la energía, si no fuera por que el poeta ya nos advirtió de que: "La cuna del hombre la mecen con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos".

lunes, 1 de agosto de 2016

Hecho el negocio, hecha la ley

Contaré la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, a pesar de que la tremenda resaca que sufro en estos momentos pueda distorsionar algo los hechos.

Era domingo por la mañana y yo estaba medio dormido, como quien trabaja de cuidador temporal de una exposición de arte moderno en un pueblo pequeño del interior de la península Ibérica, cuando apareció una persona de unos 48 años, vestida con el uniforme del Atlético de Madrid.

-Qué pasa, macho, así que esta es la nueva exposición.
-Efectivamente, la inauguramos el sábado pasado.
-Vaya, vaya... Por cierto, ¿no eres tú el que hace las cremas de caléndula?
-Sí, el mismo -respondí yo, a la expectativa de lo que pudiera salir por aquella boquita.
-Pues, tío, mano de santo. Tenía un brote de psoriasis en el codo y me lo ha curado totalmente.
-¡No jodas! ¿En serio? -exclamé desde el séptimo cielo.
-Totalmente. Mira, he estado en el hospital Ramón y Cajal y he probado de todo: semen de ballena, baba de caracol, barro del mar Muerto, espumarajos del mar Menor y nada de nada. Lo único que me ha hecho efecto ha sido tu crema.
-Qué alegría me das. Tengo más si quieres -dije rápidamente, antes de que pasara el momento álgido.
-Nada, ya no necesito nada. Estoy curado, completamente.
-Ya veo.
-Pero no te preocupes, que se la recomiendo a todo el mundo. Ya te digo que esa crema es muy buena -aseguró besando el escudo.

Luego empezó a hablar de todo un poco, dispuesto a dar lo mejor de sí mismo. Que si los políticos, que si el pueblo estaba muerto, que vaya cuadro más feo ese de la esquina... Incluso se atrevió con el Brexit y sentenció que los ingleses la habían cagado. Por supuesto, yo le decía que sí a todo, esperando poder volver a sacar el tema de las cremas. Quizás tener un botecito pequeño en casa le vendría bien por si volvía el brote de psoriasis, pero no hubo manera. Nada, estaba curado y punto.

En fin, ¡qué se le va a hacer! Cuando terminó la visita se fue y nos dijimos hasta luego cara huevo con la mano. De todas formas, me había alegrado el día saber que había ayudado a alguien con muy poco capitalismo de por medio. Lo justo para ir tirando. Pero también me había dejado una sensación amargaloide. El sistema nos tenía cogidos fuertemente desde los ovariopelotas hasta la bucofaringe y no había manera de soltarse. Las cremas estaban dando buen resultado y aun así, estaban condenadas a la clandestinidad. Sin embargo, otros remedios que no habían servido de nada contaban con todo el apoyo oficial por que sí, es decir, porque hecho el negocio, hecha la ley, y hecha la ley, hecha la jail, cuyos muros siguen fielmente el lema del movimiento olímpico: Altius, citius, fortius.

Cuando acabé la jornada, no tuve más remedio que visitar los alambiques clandestinos que funcionan por los bajini en el pueblo. Necesitaba ensuciarme el hígado para limpiar la mente antes de llegar a casa, que resultó ser la del vecino. Por suerte, ya me conoce y me deja dormir en la manta que tiene para el perro sin pedir nada a cambio.