jueves, 28 de noviembre de 2013

Lavanda

Pero, ¡¿qué ha salido espontáneamente en este rincón tan cuco de la huerta?!
¡Pero si es una lavanda!... Hola, lavanda, me encanta tu bufanda.

Si te parece bien, te voy a cuidar a partir de ahora
para que cuando llegues a grande, tú me cuides a mí. 

Primero, con esta azada tan pequeñita te voy a mullir el suelo
y de segundo, te voy a acolchar con bien de todo para que no te falte de nada:
tu capa de higos para que las lombrices vengan a peinarte las raíces,
tu capa de hojas de coliflor, repollo y lombarda por la cosa del nitrógeno que tanto te gusta,
tu capa de claveles chinos bien troceados para que te hagan de insecticida,
tu capa de hierba gallinácea para que forme tortitas de humus,
y como capa final, hojas de higuera dispuestas de manera virguera.
¡Me gustaría tanto ser un coleóptero cuando llegue la primavera y zambullirme en tu polen!

Mientras llega el momento, me deleitaré pensando
en las propiedades organolépticas de tus infusiones,
y si estás de acuerdo, y la idea te entusiasma enormemente,
desde la raíz hasta el último pétalo,
haré un jaboncito con tus flores 
para que cuando me bañe con el patito también te bañes conmigo.


Aromático jabón de lavanda
El jabón de lavanda está ya disponible en nuestra sección de jabones. ¡Aprovecha y disfruta del aroma de la primavera en pleno otoño!

jueves, 21 de noviembre de 2013

Civilización

Los indios chirichalupa 
vivieron durante siglos en cabañas de madera
a la orilla del río Chalupachiri.

Puede parecer una vida penosa
exenta de adelantos y comodidades,
pero durante todo ese tiempo
pudieron hacer frente a los problemas del día a día.

A todos, menos a uno:
el contagio de las enfermedades
que el hombre blanco trajo consigo.

viernes, 15 de noviembre de 2013

36 horas en una cuadrilla de incendios

25 de julio

13h y 45m. Estamos de camino al curro. Vamos los siete que componemos la cuadrilla de incendios de este verano, ya sudando de lo lindo en el Land Rover. Estamos callados, tristes y cansados, es decir, hasta los güevos, y solo llevamos doce días desde que empezamos. El capataz para en una fuente a coger agua, sin embargo, aunque todos sabemos de la importancia de aprovisionarnos de agua, nadie hace el menor ademán de acercase a la fuente. Seguimos callados, quietos. Pasamos dos minutos así, entonces el capataz dice: "Vale, si no queréis agua nos vamos". Solo en ese momento, alguien coge las garrafas de agua recubiertas de poliespán para conservar el frescor y baja del Land Rover. Un par de ellos bajan a continuación y encienden un cigarrillo que fuman lo más lentamente posible.

14h y 04 m. Estamos en el monte Calvario. Todos bajamos del todoterreno. Los motoserristas empiezan a ponerse los zahones de trabajo, mientras uno de los amontonadores se sube al techo y empieza a descolgar las motosierras. Todo el mundo se hace el longui hasta que el capataz interviene: "Tú pilla, y tú también". A continuación los motoserristas empiezan a afilar los dientes de la cadena de la motosierra.

14h y 34m. La cuadrilla está desplegada por el monte. Cada uno está en su puesto, motoserrando o amontonando, y de cuando en cuando, echando un vistazo a ver qué coño anda haciendo el capataz.

18h. Hora del bocadillo a la sombra.

18h y 41m. La cuadrilla vuelve de nuevo al monte, despacio. Por momentos, la ladera presenta un desnivel del 60 por ciento.

18h y 50m. Las motosierras arrancan. Empieza el ruido. Los árboles sudan, los cuerpos caen. No sé, el calor lo distorsiona todo. El capataz baja con el todoterreno a buscar agua a la fuente. Toda la cuadrilla lo ha visto y saben lo que hay que hacer: sentarse sin parar la máquina, accionándola como si estuvieran trabajando. Los que fuma, aprovechan para fumar. Los que no fuman es porque mascan tabaco.

19h y 15m. Alguien da el queo: el capataz vuelve. Todo vuelve a empezar.

21h. Llevamos siete horas en el monte Calvario cortando y amontonando pinos. Si apareciera el mismísimo Cristo crucificado, le bajaríamos serrando la cruz a matasarra, ¿qué otra cosa podríamos hacer? De repente,  el capataz hace gestos raros. Un motosierrista baja a toda hostia ladera abajo, y en seguida lo seguimos todos. Cuando llegamos al todoterreno, recogemos las máquinas, nos ponemos el mono ignífugo y salimos pitando hacia un incendio.

21h y 16m. Vamos atentos a la radio. "Charly 14 (somos nosotros) espere al agente forestal en la gasolinera de Valdelasierra". "Recibido". Es nuestro primer incendio, y salir del Calvario se agradece. Cuando pasamos por algún pueblo, ponemos la sirena a todo volumen. La gente se para a mirarnos. Somos el centro de atención; mola.

21h y 56m. Estamos en la gasolinera, pero no hay ningún forestal. Llamamos por radio para dar nuestra posición. Nos mandan esperar. Alguien baja a comprar pilas para las linternas, algún refresco, patatas fritas, cervezas, en fin, un poco de todo.

22h y 16m. Llega el forestal. Nos dice que esperemos a Charly 16 y lo sigamos. A continuación, arranca y se pira.

22h y 36m. Llega Charly 16 y nos ponemos en marcha. Atravesamos un pueblo. Todo el mundo está en la calle. La expectación es enorme. ¡Joder, qué buena está esa! La cuadrilla patalea al unísono. A la salida del pueblo giramos a la derecha por una pista forestal. A los lados se ven voluntarios que van y vienen. Seguimos por la pista, cuando de repente, tras una curva, vemos el fuego en lo alto de la sierra, a tomar por culo.

22h y 56m. Aparcamos en una cuneta. Bajamos todos  del todoterreno. El capataz va a buscar a algún forestal. El resto nos quedamos alrededor del coche, flipando con el fuego. El incendio se ve muy arriba, ¡vaya movida nos espera! Los que fuman, aprovechan, los que no es porque se les ha acabado.

23h y 15m. Llega el capataz con el plan: dos tíos con motosierras y el resto con azadas y batefuegos.

23h y 30m. Empezamos a subir por una vereda rodeada de pinos. Una trampa mortal si el aire cambia. Al cabo de dos horas, empezamos a dejar atrás los pinos y aparecen escobas y matorrales varios.

26 de julio

02h y 05m. Ahí está el fuego, ¡qué cabrón! Un forestal parece llevar la voz cantante.  Quiere dar contrafuego. Entonces, un paisano se encara con él y empiezan las voces: "No tienes ni puta idea, hay que hacer una monda desde aquí hasta el reguero aquel". Nadie de la cuadrilla se mueve. El forestal está al mando, pero lo que dice el paisano parece más sensato. Al final el forestal se pira y nos ponemos con la monda. Raspamos con la azada lo que podemos. El terreno es duro como la piedra, vamos, que prácticamente es piedra, pero las cuadrillas se afanan y la monda acaba haciéndose.

03h y 10m. Estamos a dos metros del fuego, esperándole tras la monda, con los batefuegos preparados por si alguna chispa salta acudir a apagarla.

03h y 55m. Aparece un nuevo forestal seguido de dos cuadrillas. Habla con nuestro capataz un momento y a continuación, sigue sierra arriba hacia otro sector del fuego. En seguida, se corre la voz por la cuadrilla: el nota quería que la cuadrilla le siguiera, pero el capataz le ha comido la oreja para que nos dejara tranquilos. Le ha dicho que nosotros ya llevábamos suficiente tralla por hoy y que nos quedábamos ahí vigilando el fuego.

06h y 06m. Amanece, que no es poco. Creo que he dormido un rato, arropado con la azada. Estamos cansados, sedientos, hambrientos y nadie nos dice si nos van a relevar o que coño va a pasar. Alguien se acerca un rescoldo y enciende un cigarrillo.

07h y 00m. El capataz nos dice que hay una cuadrilla en camino para relevarnos.

10h y 00m. Estamos de vuelta en el Land Rover. Colocamos el equipo y nos vamos para casa. En el camino, alguien, con voz pastosa, echa las cuentas de las horas extras que llevamos.

10h y 50m. Estoy en casa, bajo la ducha. ¿Quién soy? No lo sé. ¿De dónde vengo? Tampoco. ¿A dónde voy? A la cama.

18h y 30m. Suena el teléfono. Es el capataz, tengo que estar listo en media hora. Volvemos al monte a pasar la noche. Nada más colgar preparo el equipo básico: saco de dormir, esterilla, comida, pilas...

19h y 00m. Estamos de nuevo los siete de la cuadrilla en el Land Rover camino de la sierra, donde pasaremos la noche vigilando que no se reproduzca el fuego. Entre bostezo y bostezo, la conversación gira en torno a una sola pregunta: ¿a qué hora empieza hoy nuestra jornada laboral? En un momento de silencio alguien pronuncia la palabra whisky, y también cerveza. La cuadrilla sonríe, por un momento volvemos a ser un equipo.

19h y 50m. Aparcamos el coche, cogemos las azadas y los batefuegos y empezamos a subir.

22h y 00m. Nos asignan un sector de la monda. Afortunadamente, la noche es tranquila, sin viento. Solo se ven ascuas desperdigadas, nada serio.

22h y 45m. Empezamos a cenar. Después, busco una lancha de piedra donde me pueda tumbar, tiro la esterilla y me meto en el saco. Alguien me pasa un porro, ¡qué espectáculo, qué cielo tan maravilloso! A lo lejos, en otro sector, se oyen risas. Otra cuadrilla debe de estar vigilando.

27 de julio

06h y 06m. Amanece, y no es poco.
07h y 00m. Nos relevan, lo que es debuten.
09h y 25h. Estamos en el Land Rover, de vuelta a casa.
10h y 05h. Estoy en casa, bajo la ducha. ¿Quién soy, de dónde vengo? No sé. ¿A dónde voy? A la cama.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Flexionando neuronas, digo, reflexionando abdominales

En una plaza céntrica de un pueblo recóndito, se leyó un comunicado contra los transgénicos. Datos, fechas, nombres y perjuicios fueron detallados pacientemente ante el auditorio, que no paraba de exclamar su perplejidad en forma de ¡oh!, ¡ah!, ¡cáspita!, ¡su puta madre!, y cosas por el estilo. La mayoría tuvo la deferencia de apagar sus teléfonos móviles, y la lectura del comunicado pudo hacerse sin ninguna interrupción. Al acabar la lectura, alguien se presentó voluntario para hacer un blog sobre el tema, y a continuación, se formaron los típicos corrillos de lo más animados. 

El acto parecía haber terminado, pero sin saber cómo ni por qué, apareció un extraterrestre con la intención de tomar la palabra. Todo el mundo estaba tan sorprendido que nadie pudo decir nada. Así pues, el extraterrestre empezó a hablar:
- Queridos amigos, después de leer el comunicado, deberíamos tomar alguna decisión. Muchos de los aquí reunidos tenéis fincas y gallinas, a las que, según están las cosas, inevitablemente alimentáis con granos de lo más transgénicos. Bien, deberíamos comprometernos a que, al menos uno de nosotros, cultivara grano, y el resto que tenga gallinas debería comprometerse a comprarle el grano. De esta manera, romperíamos el círculo vicioso de los transgénicos en el que estamos envueltos, que aunque no fuera de manera general, al menos sí lo sería en lo que respecta a nuestra situación particular.
Cuando terminó de hablar, igual que había aparecido desapareció. Volvieron los corrillos, los teléfonos móviles y las pisadas en dirección al bar. Un niño hacía aviones de papel con los folletos en los que se anunciaba el acto. Un bebé ecologista sollozaba al oído de su madre, como diciendo: "Mamá, ese extraterrestre tenía una voz entre Constantino Romero y el Charlot de la mejor época del cine mudo".