jueves, 19 de junio de 2025

Una situación de lo más rockambolesca a las puertas de la catedral de Notre Dame

 

En la puerta de la catedral de Notre Dame se estaba produciendo una situación de lo más rocambolesca.

-Lo siento, caballero, pero sin entrada no puede acceder a la catedral, decía un conserje,

-¡Pero, cómo! ¡Que soy el mismo Dios, joder! 

-Pues que sepa que una catedralota cristiana como esta es muy cara de mantener. Aquí todo es luxury, lo mejor de lo mejor.

-Pero si yo nací en un pesebre, sin lujos.

-Ya te digo, por eso la Iglesia casi desaparece. Perdedores, ls llamaba la gente a tus más fervientes seguidores tan solo ciento y pico años después desde tu ascensión a los cielos. Los Popes tuvieron que arrimarse a la realeza para sobrevivir. En cuanto vieron qué bien les sentaba la púrpura, cuánto les distinguía del rebaño, tuvieron claro que ese era el camino a seguir. Sí, es cierto que naciste en un pesebre, pero aquí se te venera como el Señor de los cielos y eso, amigo, ya te digo yo que sale carísimo.

-Entonces, ¿no puedo entrar?

-Claro que puedes entrar, pero con entrada. Son solo cinco pavos.

En ese momento, se arremolinaron ciento y pico orientales con la entrada bien visible en la frente, y el conserje no tuvo más remedio que cortar por lo sano.

-Mira, hazme caso, tira piu palante en aquella dirección y en dos meses y medio caminando a buen paso llegarás a la provincia de Guadalajara. Seguro que allí encuentra una ermita visigoda donde no te van a poner pegas al entrar.

-Vale, tío, dijo Dios a modo de despedida, y se le quedó mirando como diciendo, imagínate este nota cuando le llegue el momento y lo encuentre llamando a las puertas del cielo con cinco pavos en la mano... Menos mal que no soy vengativo, con abrirle la puerta que da directamente al minotauro será suficiente. Y si lo consigue, pues que entre, y si no lo consigue, por lo menos se calmará un poco el bicho, porque últimamente está en plan guerrero total y no hay manera de acercase a él.


domingo, 15 de junio de 2025

El día que conocí a Derzú Uzalá

Llevaba algunos años viviendo en La Taiga. Por mi cabaña pasaban comerciantes y curiosos interesados en mi línea de cosmética natural. En las conversaciones, muchos mencionaban con entusiasmo el nombre de Derzú Uzalá. Todos parecían habérselo encontrado cuando andaban perdidos, cuando La Taiga parecía que se los iba a comer. Una tarde estaba tranquilamente frente a la lumbre, cuando llamaron a la puerta.

-Buenas tardes, ando un poco perjudicado de esta rodilla. Me han dicho que aquí...

-¡Ostias, tú debes ser Derzú Uzalá! He oído hablar mucho de ti. Incluso tengo un retrato tuyo a carboncillo, mira.

-¡Joder, es verdad, parezco yo!

-Pero no te quedes en la puerta, pasa, siéntate aquí y vete remangando que te vas a lavar la zona afectada ahora mismo... Ahí lo llevas Derzú. Ahora te pongo la pomada de la verdad y la vida del tirón... Ahí, ahí... Vale. Deja que haga su magia. Apoya en este tronco la pierna.

-Gracias, de verdad. Desde que me tropecé, sentía que La Taiga me iba carcomiendo por dentro y por fuera.

-Que no, Derzú, que solo es una torcedura cojonuda. En dos días vas a sentir una gran mejoría y volverás a moverte por La Taiga como siempre.

-Me encantaría. La verdad es que me hubiera gustado traer algo para compartir, pero no he podido conseguir nada. 

-¿¡Ah, sí!? Pues no te preocupes. Ayer mismo pasó una caravana de comerciantes por aquí y pude cambiarles mis productos por de todo: chocolate, café, tabaco, licor de hierbas... Hay para elegir, Derzú. Nos vamos a poner moraos, ya verás.

Lo pasamos estupendamente puliéndonos el cargamento. Derzú estuvo contando anécdotas divertidísimas y yo me veía totalmente en el papel de su segundo de aventuras por La Taiga. Fueron dos días apoteósicos, hasta que Derzú se recuperó del todo y se fue. Lo vi alejarse desde mi cabaña. Iba con la mano abierta saludando al agua, saludando al viento, saludando a la gente al entrar en La Taiga.


miércoles, 23 de abril de 2025

Ese espantapájaros atrae mucho a los pájaros

 

Ese espantapájaros atrae mucho a los pájaros. Hace muy bien el distraído y los animalillos se acercan con tranquilidad a posarse en el sombrero, los hombros y las chubarbas. Se nota que le tienen por un colega más, y algún cachondo le trae una exquisita oruga en el pico y se la pone en la boca. Entonces el espantaatraepájaros tose y los pájaros se alejan riéndose, disfrutando de la jugada.

Luego vuelve la tranquilidad y el silencio. Una lagartija aprovecha el momento y sube por las piernas directamente hacia el oído. Algo de cerumen llama la atención de su lengüecilla que no para de chupar tan dulce golosina, hasta que no me queda más remedio que decirle quita de áhi lingüista, que me estás haciendo cosquillas.

El atraepájaros empieza a andar cuando va cayendo la tarde. Deja caer algo de alpiste y los pájaros le siguen  hasta una curva del camino. Entonces, ellos se retiran a sus casas y yo me vuelvo a mi nidal, donde algún colega se ha tirado el rollo y me ha dejado cuarto y mitad para que me haga una buena tortilla.

sábado, 5 de abril de 2025

Caminar sobre las aguas de un lago

 

Mucha gente dice que soy la ostia

por que camino sobre las aguas de un lago,

y yo les digo que no flipen tanto,

que si lo hago

es por que me deja el propio lago.


Otra cosa muy distinta 

es lo que destilo en mi alambique, 

eso sí es de cosecha propia,

eso sí que es la ostia.

miércoles, 26 de marzo de 2025

También el más fuerte

 

Había uno que era el más fuerte y se quedaba con la mejor parte. No porque utilizase la fuerza contra los demás, sino porque se lo había ganado dando la cara al mamut, al que los demás le entraban por la retaguardia.

Todos comían el cacho que se habían ganado, menos un trozo que dejaban para los enfermos y heridos. También el más fuerte, que también estuvo enfermo, que también estuvo herido.