jueves, 14 de marzo de 2024

Distintas maneras de adorar a Dios

 

Los  Pigimeos vivían en una selva impenetrable y, quizás por eso, adoraban a una figurilla tallada en madera a la que llamaban Yo-yo, y le dirigían una plegaria que empezaba así:

¡Oh, gran Yo-yo, tírate el rollo!,

porque la selva es muy grande

y nosotros muy pequeños.

Los Khanlai vivían en los espacios abiertos de las grandes praderas y, quizás por eso, adoraban a Kho-yo, mirando directamente al descomunal cielo, y le dirigían una plegaria que empezaba así:

¡Oh gran Kho-yo, tírate el rollo!,

porque la pradera es muy grande 

y nosotros muy pequeños.

Los Urbesitas viven en grandes ciudades donde por todo tienen que pagar y, quizás por eso, adoran a una cifra a la que llaman Chollo, y le dirigen una plegaria que empieza así:

¡Oh, gran Chollo, tírate todo el rollo!, 

porque la ciudad es muy grande

y yo soy muy pequeño.



jueves, 7 de marzo de 2024

Donde antes había vida, ahora solo queda capital

 

Donde antes había una huerta cultivada al natural, ahora hay un supermercado gestionado de manera comercial. Y ahí justo, donde han puesto una caja de patatas de las que traen de no sé dónde, había una planta de patatas que daba dos cajas.

Donde ahora hay una pesa electrónica enchufada a una empresa del IBEX, antes había una romana que hacía el servicio sin necesidad de conexión.

Donde ahora hay cajas de cartón vacías, palets y envoltorios plásticos, antes había un montón de compost muy del gusto de las lombrices.

Donde antes había un rosal precioso, ahora hay un póster de un campeón de mundo que nos invita a aprovechar la oferta de tres yogures mangobongo al precio de tres y medio.

Donde antes había vida, ahora solo queda capital.

jueves, 29 de febrero de 2024

Las chubarbas del jabalí



Me quejo, es decir, un amigo mío se queja de que los jabalíes le entran en lo suyo, haciéndole daño donde más le duele.

Pero, ¡mira por dónde!, ni mi amigo ni yo nos cortamos de entrar en el bosque a coger setas, como si también fuera lo nuestro.

lunes, 5 de febrero de 2024

La solución a la sequía

 

La solución a la sequía siempre ha sido la misma en todas partes y durante los siglos de los siglos: plantar árboles y valorarlos como una más de la familia. Incluso la ciencia lo dice claramente: las nubes siguen el camino que les marcan los árboles.

Además, la tecnología no puede sacar agua de donde no la hay, por muy tecnología que sea. Es decir, puedes desalar agua de mar, pero, entonces, te quedas sin mar propiamente dicho. El lenguaje popular llama a esta manera de proceder desvestir a un santo para vestir a un fulano que pasaba por allí.

La solución a la sequía que propone una sociedad donde el valor fundamental es el económico solo puede ser económico: gastarse la pasta en apañar griferías, entubados, transporte del líquido elemento, etc. De hecho, vamos a llegar a un punto en el que el teflón escasee en las tiendas como en su día escaseó el papel de comunión en los tiempos del Bicho 19.

Obviamente, para aquel que no pueda pagarlo no es ninguna solución, y aquellos que puedan pagarlo podrán aguantar más tiempo.

Algunos dirán que con la sequía la buena gente se dará cuenta del valor del agua, y otros contestarán que con la sequía esa misma buena gente se dará cuenta del precio del agua.

Ahí lo dejo, me tengo que ir a por agua antes de que den las ocho de la mañana y la cola en la fuente llegue hasta la casa de Vicente.

jueves, 1 de febrero de 2024

Todos los mandamases estaban reunidos

Todos los mandamases de esta parte del mundo estaban reunidos para  celebrar el tanticuanti aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. 

Luego, al acabar la movida, siguieron haciendo negocios como siempre con todos los mandamases de la otra parte del mundo, que, por lo visto, también tienen sus propias Declaraciones.

Son dos tipos de declaraciones y una sola mesa donde se reparten el turrón.