martes, 25 de febrero de 2020

La Tierra es distinta

La verdad es que en Marte se está de puta madre.
Solo tienes que decir vaya antenas chulas que llevas, paisano,
para que te hagan sentir como en casa.

Venus es un lugar maravilloso.
Solo tienes que mostrar un poco de tacto interplanetario
para que te inviten del tirón a los saraos
donde se ponen finos con lo mejor de la Vía Láctea.

Júpiter es demasiado.
Por un cubito de hielo te dejan hacer camping sauvage
donde quieras.

Neptuno también es demasiado.
Por un trozo de chasca al rojo vivo te dejan patinar 
por donde quieras.

Saturno es un planeta increíble,
al menos todo lo saturnianamente increíble
que puede ser un planeta.

Plutón, como su propio nombre indica, mola mogollón.
Y ese es el problema. Como no te controles, ahí te quedas.

Mercurio es un lugar curioso.
Ni sólido, ni líquido ni gaseoso.

La Tierra, en cambio, es distinta.
Hay que entrenar mucho 
antes de venir de visita desde el espacio exterior
para no dar el cante,
para no acabar comiendo liebres de mar
en temporada de sardinas de monte.

sábado, 15 de febrero de 2020

El trapicheo perfecto

Estaba en un cruce de caminos de tierra esperando a un colega para hacer el trapicheo perfecto, cuando apareció una patrulla de la policía rural en plan buenos días, permita un momento de cacheo exhaustivo. Y como no llevaba nada encima, con la misma exhaustividad se tuvieron que marchar.

Diez minutos después del incidente, apareció mi colega sonriente.

-Aquí tienes, 150 semillas de caléndula de las mis caléndulas -le dije a modo de saludo, pasándole un sobre de papel con las semillas.

-¡Hostias! ¡Qué sorpresa! Desde que dejé las inyecciones de morticoides y empecé a embadurnarme de caléndula como si no hubiera un mañana me va de maravilla, y con tus caléndulas todavía más.

-Gracias tío, le pongo mucho amor.

-Se nota por cómo brotan.

-Ya te digo, exuberancia pura.

-Hablando de exuberancia -dijo mi colega frotándose las manos- ¿Has traído eso?

-Claro tío.

Entonces di un silbido característico y al cabo de unos segundos apareció el gato Michi renqueante con una bolsa al lomo un tanto voluminosa.

-Aquí lo tienes, tío.

-Debuti, aquí tienes los talegos.

Cinco minutos después mi colega se fue, y con la satisfacción del deber cumplido y los talegos en el bolsillo, Michi y yo nos encaminamos hacia finca Delirio a seguir cuidando plantas sin odio, sin armas y sin ruido.


sábado, 1 de febrero de 2020

En finca Delirio han optado por una intervención de bajo impacto

Esta mañana los pájaros se estaban poniendo finos picoteando las aceitunas de los olivos del vecino.

Claro, como pasa la motodesbrozadora con motoahínco
no deja nada en pie, y los pájaros van a las aceitunas porque no queda otra.

A las olivas de finca Delirio también van, pero como han optado por una intervención de bajo impacto y han ido dejando el hiperomero, el lobomeño, caléndula a tutiplén y alguna que otra planta de jugoso tabaco, los insectos y los coleópteros entran a pillar y los pájaros tienen condumio para elegir, además de las aceitunas.

En finca Delirio lo van teniendo claro: cuidando la biodiversidad, la biodiversidad anda tan entretenida buscándose la vida que ni se da cuenta del huerto que te has montado en mitad del meollo, donde solo te cansas cuando llega la cosecha.