miércoles, 7 de marzo de 2018

Aspectos cuasiformes de la realidad que suelen pasar desapercibidos


1.
Tuvo que renunciar al sueño de volar
para empezar a volar al caminar.

2.
Progresar es fácil.
Basta con que la hierba no vuelva a crecer tras tus pasos,
con modificar genéticamente organismos
antes de que la competencia haga lo mismo,
con inventar un dron abeja cuando ya no queden abejas.
Basta con viajar a la Luna y petarla de basura.

El progreso solo es la mercancía
que venden los progresistas,
pero basta con dejar de comprarla
para que empiecen los problemas,
para que la hierba crezca con tus pasos
o descubras el refugio de las últimas abejas.

3.
¿Árboles o polígonos industriales?
¿Oxígeno o dinero?
¿Silvicultura o agricultura extensiva, intensiva y a muerte?

Al menos hay algo que está claro: el término medio
es una triquiñuela para hacer solo la mitad del camino.

4.
¿Atacar al Estado?
¿Desobedecer al Estado?
¿Trabajar dentro del Estado para cambiarlo?

Preguntas muy interesantes, no cabe duda,
con las que mantenerse entretenido toda una vida
y olvidar que cada mañana pasa por nuestra puerta
una búfala de agua para viajar hacia el oeste con ella,
y descubrir de primera mano de qué paño estamos hechos.

5.
Que la soberanía nacional resida en el pueblo no parece gran cosa. Sobre todo si la comparas con la cantidad de soberanía que tienen las instituciones.

6.
Primero probaron los radiotrasmisores con los linces y gente así. Y luego, cuando vieron que funcionaban, nos pusieron en fila y nos colocaron unos modelos más completos y más vía satélite.

Ahí vamos, linces en el coto de Doñana. Entre la espada del progreso y la pared del forestal.

7.
Primero murió Umuñunga 
de unas fiebres extrañas en las pestañas.
Luego murió Chentele
de una infección rara en mitad de la cara.
Luego murió Ondongo 
en un desafortunado malentendido con los agentes forestales que pretendían tomarle unas muestras de sangre.
Luego murió Lalunda
por comer fruta del árbol de navidad.
Luego murió Torondoro
de un certero disparo, efectuado por un furtivo 
a sueldo de un personaje de la nobleza.

Luego ya no quedó ningún elefanpótamo
sobre la faz de la tierra.

8.
La gestión publica del monte 
lo convierte en medio ambiente.
La gestión privada
lo convierte en un negocio con licencia de explotación.
La gestión comunal
lo convierte en un asunto vital para la comunidad.
No hace falta decir cuál va ganando.

El monte no necesita inversiones 
porque no es un negocio,
ni necesita estar bien señalizado
porque no es un parque temático.

El monte es hogar, nuestro hogar.
Todos lo saben en la ciudad contaminada.

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