Ya no se puede pasar la tarde ayudando con las manos en el mantenimiento de la antigua techumbre de la catedral de Notre Dame. Por lo visto una empresa verdaderamente profesional en el campo de las demoliciones se ha hecho cargo de la tarea, con excelentes resultados, como se ha podido comprobar.
Tampoco se puede pasar la mañana ayudando de buena fe en la construcción del nuevo techo que dure otros mil años, porque otra empresa verdaderamente importante en el campo del alto carbono se ha hecho cargo de la tarea, con la ventaja de que el nuevo techo no necesitará mantenimiento, y en caso de deterioro, se puede quitar perfectamente, tirarlo al Sena para que se lo coman los nadadores olímpicos y colocar otro nuevo en cero coma, debido a que pesa tan poco que casi se pone con las manos.
Sin embargo, todavía se puede echar una mano a ese colega que está levantando solo una catedral con lo que va encontrando. Allí sí, allí puedes pasar las tardes enteras, los mediodías y las mañanas. Y no pasa nada si te atas al andamio para echar una cabezadita, porque así te levantas en el sitio. Y si cae una chispa, nada se quema, porque la mitad de la estructura está hecha con extintores y trozos de cascos de bomberos. Y si no tienes ni idea de construcción, tampoco pasa nada, porque lo único que te preguntan, como no podía ser de otra manera, es si vienes de buena fe.
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