lunes, 4 de julio de 2016

Aventuras veraniegas de un trabajador a cargo de la biblioteca de un pueblo pequeño

Estos meses de verano ando trabajando en la biblioteca de un pequeño pueblo, y como resulta que no hay presupuesto para realizar actividades, el lugar languidece y las telarañas prosperan. Aun así, yo quería intentar algo para cambiar la situación, y una mañana me decidí a llamar directamente a Javier Pérez Reverte.

-Perdona que te moleste, Pérez Reverte, pero es que trabajo en la biblioteca de un pequeño pueblo y no tengo presupuesto para nada.
-Vaya, qué situación más desagradable. Cuánto lo siento, de verdad.
-Sí, es una pena. Estaba pensado que si tú...
-Por supuesto, cuenta conmigo para lo que sea. Las bibliotecas son armas cargadas de futuro.
-Sabía que podía contar contigo. Mi novia me decía que seguramente estarías muy ocupado.
-No te preocupes por nada, que te tengo en mis pensamientos.
-Entonces, ¿cuento contigo para que este verano te pases un día y hagamos unas actividades con la chavalería del pueblo y los parroquianos que se quieran apuntar?
-Imposible, este verano estoy ocupadísimo. Ahora mismo estoy con la presentación de mi último libro, con la presentación de una tienda online que he abierto con un colegui, y chico, está lo de Twitter, que me tiene enganchaíto. Ademas, piensa que eres el 3.024 que me cuenta esa película en lo que va de año.Vamos, que hasta 2018 imposible de todas, todas.
-No pasa nada, Reverte. De verdad, no te agobies, lo entiendo. Tú aprovecha el tirón que nunca se sabe cuándo vendrán tiempos peores, y oye, gracias por atender mi llamada.
-Ha sido un placer. Esta vida es una locura. No paro.
-Bueno, de todas formas te voy a nombrar escritor de la semana y pondré en el ángulo oscuro de la biblioteca, de su dueño tal vez olvidados, silenciosos y cubiertos de polvos, tus libros.
-Pues cambio y corto, y hasta la vista ciclista.
-Pues me las piro, vampiro.


...

Menos mal que una nieta de Gloria Fuertes dijo que sí en cuanto le conté la problemática. Por lo visto su abuela siempre le decía que las bibliotecas eran armas cargadas de futuro, y a ella, aunque andaba un poco liada, le encantaba empuñarlas. De puta madre. Mañana mismo, en cuanto llegue a la biblioteca, voy a nombrar a Gloria Fuertes escritora del mes y a poner sus libros en la barra del bar de enfrente, para que de verdad estén con el público, porque ya se sabe: si el profeta no va a la montaña, tendrá que ser la montaña la que vaya a presentarle sus respetos al profeta.

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