lunes, 29 de junio de 2020

Lo siento, amigo. El presidente no le puede atender. Tendrá usted que descubrir la verdad por sí mismo

Según las últimas investigaciones publicadas sobre el tema que nos tiene con la mascarilla bajada hasta la barbilla, todo empezó con el SARS-CoV-1, otro virus de la familia corona que apareció en China en noviembre de 2002 y que se dio apresuradamente por controlado en julio de 2003.

Sin embargo, el virus no desapareció, porque las condiciones naturales que le permiten prosperan siguen ahí, y porque dispone de una formidable red de transporte mundial para expandirse.

El SARS- CoV-1 no desapareció, se tomó su tiempo hasta encontrar un huésped desde donde dar el salto a los humanos, esta vez replicado como covid 19.

Por supuesto, en tanto en cuanto no podemos tener una conversación privada con el presidente de la República Popular, ni nos van a caer 323.000 euros para montar en casa un laboratorio con un mínimo de condiciones para investigar por nuestra cuenta, todo esto son conjeturas.

Lo que sí es cierto es que la solución al virus vendrá en forma de vacuna. Aunque sin abordar el tema de que la pérdida de biodiversidad es el caldo de cultivo ideal para que prosperen los virus, y que inevitablemente vendrán nuevos virus exhibiendo mutaciones como solo ellos saben hacerlo.

Quizás, con la amenaza del cambio climático, teníamos en mente otro tipo de escenarios, como diluvios cuando tocaban sequías atroces, sequías a secas cuando tocaban nieves en las cumbres, granizo cuando tocaba lluvia de estrellas, etc.

Sin embargo, todo este descontrol climático también afecta a la vida subcutánea, que haberla, como se está demostrando estos días, hayla, y tiene sus propios jinetes del apocalipsis tan cabrones como sus colegas bíblicos.

Pero bueno, qué puede salir mal si tenemos en cuenta que se está investigando un virus al que se le está proporcionando una formidable red de transporte mundial, que no puede parar porque hunde la economía y que facilita enormemente la expansión de dicho virus, que se ve que no le importa viajar.

De todo este asunto, me quedo con las palabras de Galeno: "Que la medicina sea tu alimentación, y que tu alimentación sea de silvicultura propia".

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