Los Pigimeos vivían en una selva impenetrable y, quizás por eso, adoraban a una figurilla tallada en madera a la que llamaban Yo-yo, y le dirigían una plegaria que empezaba así:
¡Oh, gran Yo-yo, tírate el rollo!,
porque la selva es muy grande
y nosotros muy pequeños.
Los Khanlai vivían en los espacios abiertos de las grandes praderas y, quizás por eso, adoraban a Kho-yo, mirando directamente al descomunal cielo, y le dirigían una plegaria que empezaba así:
¡Oh gran Kho-yo, tírate el rollo!,
porque la pradera es muy grande
y nosotros muy pequeños.
Los Urbesitas viven en grandes ciudades donde por todo tienen que pagar y, quizás por eso, adoran a una cifra a la que llaman Chollo, y le dirigen una plegaria que empieza así:
¡Oh, gran Chollo, tírate todo el rollo!,
porque la ciudad es muy grande
y yo soy muy pequeño.
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