El taoísmo dice que todo es Tao,
incluso yo, que soy Teo.
El taoísmo nos anima a fluir con los acontecimientos
y no a influir en ellos,
lo cual no significa resignarse ante la injusticia,
sino combatirla llevando una vida
sin emitir juicios de valor,
que es la fuente de la que mana toda injusticia.
El taoísmo parece difícil de entender
para el tipo de pensamiento único
que se estila por esta parte del mundo,
aunque en realidad es tan sencillo como meter las manos en un montón de compost
y dejar que los dedos se conviertan en lombrices de tierra,
o en escalopendras, que también son Tao.
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