Esta mañana estaba fumándome un chusti en el gran salón de la casa de un ricachón, que cuido temporalmente en plan guardés, cuando el gato Michi, que no para de enredar por todas partes, ha orinado, como para marcar territorio, en una de las fotos donde sale el dueño genuflexionando por todo lo alto delante del monarca.
Entonces no he tenido más remedio que reírme, y pensar qué sería de nosotros si no fuera por estos ratos, qué sería de nosotros si no fuera por los gatos.
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