Algunos van de cara con sus semejantes y les dicen, tal cual, lo que hay: si te dejas llevar por la ira, nunca tendrás paz interior.
Otros, en cambio, prefieren contar películas: si te dejas llevar por la ira, nunca entrarás en el reino de los cielos.
El problema viene cuando preguntamos cómo se hace para no dejarse llevar por la ira.
Algunos, que siguen yendo de cara, contestan tú mismo, tienes toda la vida por delante para descubrirlo.
Otros, que han aprendido a vivir de contar películas, contestan desde un escenario, no te preocupes, solo tienes que venir a mi espectáculo los domingos y dejar algo en el cepillo.
Algunos van de cara con sus semejantes, tal como han aprendido de los perros, y otros se ponen una máscara