viernes, 5 de diciembre de 2025

El viaje de la luz

 

Dicen que la luz viaja a 300.000 km por segundo, pero, cuando se cruza con Morrochoto, sale disparada como alma que lleva el diablo.

En realidad , es difícil encontrar en el universo algo que se mueva a una velocidad constante. Solo aquí, en el planeta Tierra, un día te mueves como si tuvieses botas de siete leguas y al día siguiente no te levantas de la cama. Los mismos días parecen unos más largos que otros.

La luz, como todos, viaja al ritmo de los acontecimientos, y a veces se para, porque le entran dudas cuando está a mitad del túnel, y otras se toma su tiempo para enseñarnos como se debe la magnificencia de la Osa, el Carnero y el Carro.

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También hay una luz que crepita y se asoma por las rendijas de la estufa de leña. Es una luz tan misteriosa que no necesita viajar para llevarte en un instante a la Edad del Fuego.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Las aceitunas hacen lo que quieren

 

Cultivo 30 olivos con amor y dedicación, tal y como aconseja el refranero castellano. Me preocupo verdaderamente de su bienestar y estoy atento a que nadie los incomode, empezando por un servidor. Observo la luna para dejar que ciertas tareas las termine ella, pero, sobre todo, rezo para que la cosecha sea abundante.

Rezo porque, a pesar del cuidado que le pongas, las aceitunas, la verdad, hacen lo que quieren. Basta una inversión térmica de 18 horas para que la cosecha mengüe hasta el punto de poder hacer tu retrato con el cinco, el seis y el cuatro. Una lluvia de granizo de tan solo un cuarto de hora bien aprovechado y adiós muy buenas. Ese incendio que prende los veranos...

Cultivo 30 olivos con amor y dedicación para agradecer la existencia de tales portentos, pero la cosecha está fuera de control. Sucede lo que la Naturaleza quiere, y así tiene que ser.

Nadie tiene todos los triunfos en la mano. Lo que puede ser una mala cosecha para mí, puede ser muy buena para los gusanos. Lo que puede ser una buena cosecha para mí, puede ser todavía mejor para las abejas y los pájaros.

Lo llaman el ciclo de la vida... y ahí vamos.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Ese campeón sigue en la brecha

 

Ese campeón podría sentir que cuando el sol se va, es hora de encender la hoguera, una vela y, más temprano que tarde, meterse en la camichuela.

Pero prefiere sentir el poder de la electricidad y seguir en la brecha. Prefiere seguir haciendo sus cosas, pero solo consigue alterar su naturaleza.

viernes, 7 de noviembre de 2025

Solo tienes que venir a mi espectáculo los domingos

 Algunos van de cara con sus semejantes y les dicen, tal cual, lo que hay: si te dejas llevar por la ira, nunca tendrás paz interior.

Otros, en cambio, prefieren contar películas: si te dejas llevar por la ira, nunca entrarás en el reino de los cielos.

El problema viene cuando preguntamos cómo se hace para no dejarse llevar por la ira.

Algunos, que siguen yendo de cara, contestan tú mismo, tienes toda la vida por delante para descubrirlo.

Otros, que han aprendido a vivir de contar películas, contestan desde un escenario, no te preocupes, solo tienes que venir a mi espectáculo los domingos y dejar algo en el cepillo.

Algunos van de cara con sus semejantes, tal como han aprendido de los perros, y otros se ponen una máscara

domingo, 2 de noviembre de 2025

Listo y motivado para recoger castañas. Temporada 2025

Este año hemos pasado del colega y sus castañas autóctonas y hemos formado cuadrilla con otro paisano que tiene un castañar bien surtido de castañas híbridas, del tipo 9040. Esos castaños dan unos castañas grandes como monederos. Llenas la cesta tan solo con tres golpes de riñón. Además, la cooperativa las denomina serie oro y las pagan mejor.

El dueño está contento con nosotros. Dice que le salimos más baratos que una succionadora de castañas, y nosotros también estamos contentos con él, porque nos paga un tanto más que el autóctono.

Cuando acabamos el día, el dueño nos dice que cojamos una cesta para nosotros, pero le contestamos que no, que, en verdad, no saben a nada.

Para castañas buenas, las autóctonas del colega. Cualquier día tendremos que pasarnos a verle y recordar viejos tiempos. Y de paso, le cogemos una cesta para él y otra para nosotros, hasta llenar un saco para él y otro para nosotros. Están buenísimas, un manjar a tope de vitaminas y minerales que facilitan enormemente el tránsito del alimento del intestino al hueso...

-¡Qué bien te vemos! -le diremos.

-¡Cabrones, dónde estabais escondidos! -responderá él.

-Pensábamos que te habías comprado la succionadora.

-Claro, dos...

Pero, bueno, en el campo todas las manos son bienvenidas, y por muy cabreado que esté con nosotros, está solo, rodeado de 13.000 kg de castañas, y no le queda otra que decir que sí, que vale, cabrones, podéis empezar por allí.